Cuando se ingresa a sala dental, se encuentra con dos consultorios y dos grandes pantallas en las que ves el logo de Moreira. Todo es blanco y dorado. Hay un placard en el centro para guardar el bolso y el abrigo. Hay un lavabo donde puede lavarse las manos y los dientes. En uno de los consultorios hay un sillón beige para que te recuestes, una almohadilla para estar más cómodo y auriculares Beats con cancelación de sonido para que uses mientras miras Netflix (¡Sí, Netflix!) en el techo directamente sobre tu cabeza. Esto es totalmente distinto a la experiencia del consulorio, ya no debe haber miedo porque ¡Ver Netflix en el dentista es como estar en casa en pijamas!
No hay herramientas dentales a la vista. No espere ver jeringas y taladros colocados en una bandeja junto a la silla como una sala de tortura. Todo en Moreira está hecho para reducir los elementos más desagradables, y el malestar de ir al dentista. La mayoría de los instrumentos en otros consultorios son impulsados por aire, son muy ruidosos, ese ruido rechinante y horrible que todo el mundo odia. En Moreira son eléctricos, no hacen ese ruido, casi no hay vibración.